lunes, 29 de septiembre de 2014

UN SUEÑO

Once de la noche, una cama ancha, una almohada blanda, mi cabeza sobre ella, mente en blanco... No tardo en caer en un profundo sueño.

Estoy en casa natal, escucho la voz de mi abuela llamar a mi mamá, había prisa en el tono, parece un paseo familiar. Por la puerta entran mis tíos y primos, confirmo lo que imaginaba, el entusiasmo me invade…

Lapsus mental... Una brecha sin importancia, no recuerdo exactamente el camino al lugar pero ya estamos aquí. Siento gente que me acompaña pero ahora no los identifico, sé que no estoy solo pero no veo a nadie. Me pierdo un poco en el lugar, es de película de fantasías, tal vez no pienso ahora, seguramente existen paisajes en el mundo mucho más impresionantes que este lugar. Un cielo infinito, con pocas nubes, azul profundo tanto como el mar; ahora lo espectacular: montañas que flotan en el aire, su silueta perfecta, el fondo azul permite ver la forma cónica de los trozos de tierra suspendidos, terminan todos en punta, su base plana, como el cucurucho de un helado. La superficie horizontal de las montaña invertida la invade un prado verde, pocas rocas, algunos arbustos con flores, ninguno con fruta, sin árboles; sorprendente pero aquí el sol no quema, hace un día iluminado, refrescante, solo siento paz acá. Mirada de 360 grados, observo un precipicio cerca, la orilla del plano donde me encuentro, quiero mirar abajo para comprobar si hay tierra normal, de la que no flota, mejor que sea agua por si caigo. Me acuesto en el prado y como soldado en guerra me arrastro con cuidado para no caer, pienso en tener la mayor parte de mi cuerpo en suelo firme (¿firme? Estoy flotando lo olvidaba) y solo mi cabeza asomo. El cuerpo de las montañas, su cono, desde lejos solo se percibe un color piedra, estoy curioso por saber si hay algo más; ya con mi cabeza afuera, con un por ciento (no sé qué porcentaje tenga mi cabeza sobre el resto de mi cuerpo, es una buena pregunta), de probabilidades de caer quien sabe a dónde, ahora me entero: primer vistazo, no sé que analizar primero, lo infinito si existiera… Perdido mi pensamiento en adrenalina solo veo azul ¡más azul! Esta vez era el mar, sereno, casi como un lago, pero por su color estoy seguro que es el mar, no conozco un lago tan grande en el que no se alcance a divisar tierra, distinta esta vez, la única forma sólida visible flota (que locura). Segundos en parpadear, otro vistazo a lo que me sostiene, sin mucha sorpresa esta vez solo color piedra, más claro: era todo de piedra, sin ramas ni flora, con grietas y cortes bruscos, con puntas y quiebres, tal y como lo son todas las demás piedras grandes, solo que esta termina en pico como la del diablo en Melgar. Con mis ojos de regreso al verde plano, no sé que ha pasado con las personas que me acompañan, un poco de angustia me invade ahora, una pizca de miedo al encontrarme solo de verdad en este desconocido y desconcertante panorama (¿Cómo diablos llegue aquí?), pocos metros de superficie, mucho espacio hacia arriba pero no sé volar, mucha agua abajo y aunque presumo de saber nadar el mar, me aterra tanto que moriría en el intento por lograr lo primero pensando en escapar de ese lugar.

Repaso de nuevo el lugar, ahora con más calma, no me gusta dejar escapar nada. Camino un poco hacia la montaña más próxima, aun así, ¡qué lejos está! Un puente largo, inmensamente largo las comunica, era de madera, de tablones amarrados con cuerdas, del mismo material están hechas las barandas, no hay que describirlo mucho, típico puente de película cuando el protagonista tiene que atravesar un vacío para vivir, no hay demás. En la misma situación me siento, no sé cómo ni por qué pero estoy seguro que del otro lado el resto de personas estarán. El puente no es nada recto, tampoco sostenido, en un principio cae hasta formar una barriga y allá muy lejos el último tramo en pendiente, no mucho, pero es una buena subida. (¡Dios mío!). Siempre he sido intrépido, me ha atrae el riesgo, pero esta vez estoy solo, ahora pienso que las veces en las que hago locuras siempre se encuentran otros (me gustaría que si algo pasa quedara evidencia de mi osadía).¡No sé qué hacer! (pensamiento en voz alta).

Leve regreso a la realidad, seguro estoy hablando dormido, cierro los ojos de nuevo... Tres, dos, uno, de regreso al puente. (Esto es algo que me pasa muy a menudo, volver al lugar creado en mis sueños cuando he despertado, regla principal: volver rápido, muy rápido; segundo: no hablar, si alguien fue quien te sacudió el sueño).

Siento algo extraño, ahora estoy acompañado, es él (alguien que a veces no quiero). Sin mencionar su nombre, me dice mientras observa mi cara de lapida:
-“Yo ya pasé y regresé, vamos juntos”. Mudo, sin saber que decir, sin poder tan siquiera balbucear un no, repaso en pocos segundos mis sentimientos por él. ¿En verdad no lo quería? En ocasiones toma bastantes segundos responder preguntas tan sencillas, pienso solamente en las veces en que tanto esperé esa mano extendida, una sonrisa hasta fingida, un hola, un buenos días, un alago, un reconocimiento, un día de su vida, un regalo, un abrazo de bienvenida, tan solo un amigo, nada de eso cuesta, que ironía. Nunca guardo resentimientos, no acostumbro dejar recuerdos amargos en mi vida, pero lo que describo fue hace mucho, fue cuando de niño lo sentía. Eso se queda. Vienen paulatinamente más pensamientos mudos: (Dios mío, no sé porque no te los llevas, llévatelos ahora que atravesar este puente me aterra) rabia, celos, resentimiento, frente a este puente no me sirven de nada, no sé qué pasa con el imbécil, su mano sigue extendida, no sé cuánto tiempo me había tomado en repasar lo que siento. Sigo aquí parado en silencio, este resentimiento no me ayuda para nada, no me deja atravesar el puente de su mano. Cierro los ojos, respiro lento, un recuerdo viene despacito: una sonrisa y hasta carcajadas, eran las maldades que me hacía cuando estaba pequeño, tronaba mis orejas con sus dedos y me dolía, ¡cómo me dolía!, pero me quede con esas risas; otro en escena: en el carro, escuchando Nino Bravo, Willie Colon y Michael Jackson, ¡lo máximo!, la serenidad viene poco a poco a sorbos; pensamientos vagos, no recuerdo ver la mujer que más amo llorando por un golpe, levantando platos rotos, ni tan siquiera una grosería… Vamos bien. Mas seres queridos, esta vez son tres, como los quiero, ahora sin hechos y lugares concretos, solo sus sonrisas, cuando estamos todos juntos, ella y él también, que bien se siente estar tranquilo, nada falta, me divertía, se divertían, felicidad en pequeñas dosis de dientes con labios en forma de arco, como la luna nueva acostada mirando las estrellas parpadeando. Sentimientos de gratitud y comprensión me inundan, él era un sujeto con suerte, en la vida nada se le puso fácil, de momentos amargos, de muy poco amor recibido comparado con el que entrega a diario, a su manera pero incondicional, lo juzgo por su actitud olvidando lo que él vivió, sin embargo no es excusa, lo pudo hacer mejor.

Aferrado ahora de la apreciación y gratitud por sus esfuerzos me cuesta decidir agarrar su mano, pero un brazo extendido así por tanto rato, tan solo esperando, tan solo por mí, merece una oportunidad, pensamiento en voz baja: solo no me dejes caer esta vez ¡cabezón! Sé que al agarrar su mano lo sabría todo, sin necesidad de hablar, agarre su mano, me sumerjo en el viento que sopla con la brisa del mar, mente en blanco, azul arriba, azul abajo, una superficie que tambalea, un camino largo, un pequeño descenso, una ardua subida, el miedo de caer, la fe en sostener su mano, la esperanza de llegar al otro lado ¿el fin del altercado? Desperté...

Comentario personal: no sé cuál pensamiento empezar a describir, tantas cosas vienen juntas cuando remueves tus recuerdos, revives sentimientos. Hace tanta falta el silencio, el estar solo y meditar, aclarar el pensamiento y razonar, todo lo anterior para liberar a través de la palabra, compartir con alguien un poco de tu ser, depositar en otro un recuerdo para no olvidar, seguro nunca te olvidará. La rutina y las responsabilidades del día te absorben en un pensamiento automatizado, en una reflexión superficial, no te dejan tocar el fondo de la realidad. Me encuentro convencido en que si expresara sentimientos arraigados más a menudo, historias y sentimientos del pasado, no desgarrarían las canciones viejas, no te detendría algo que ya paso y sigues arrastrando con un pie, como un niño pateando una piedra en el camino. Sigo sin poder escuchar “Mi querido viejo”, ¡que dolor!, espero me preguntes tu lector por qué. Por otra parte de lo anterior puedo reflexionar y concluir que son los sentimientos de plenitud más fuertes que los de dolor, que en los primeros encuentras fuerzas para dar un paso adelante, que en los segundos vas en dirección contraria, para atrás, o acaso cuando estas frente a un puente sostenido por una cuerda, qué es lo que te permite saltar, ¿la valentía o el temor? Por lo anterior sigo firme en mi convicción de no aferrarme a lo que me ata, estoy seguro con el amor poder volar. Tercero, somos todos tan distintos, únicos e inigualables, con un cristal distinto en nuestros ojos, ese cristal que se forja a través de la experiencia, de lo vivido, de cada segundo transcurrido día a día; es verdad, existen todo tipo de bondades y maldades, es el bien y la maldad los que se disputan el caer de la balanza a su favor, sin embargo, todo tiene un origen, pero no todo una respuesta, nada pasa porque sí y nuestra vida es un plan perfecto, nadie viene al mundo sin pasar desapercibido, algunos para muchos, otros para pocos, pero siempre lo será para alguno. Por esta razón, la eterna duda y curiosidad de no saber qué pasará mañana con nosotros, me lleva a la decisión de jamás juzgar, de no señalar si no soy quien para ejemplificar, si lo que digo es para destruir y no para construir, si mis palabras no incluyen amor, porque amar no es un sentimiento, es una decisión. Por último y más importante quiero dejar aquí lo que ahora comprendo, lo que ahora asemejo con ese sueño y es a Jesús, esa mano extendida siempre para mí, que se encuentra siempre allí y nunca quise ver, cuando la veía ignoré, cuando la busque abandoné, ahora que la toco, que no la veo pero la siento cerca, es de lo que me debo aferrar para cruzar, tener fe en que no me dejará caer, en que me acompañará cuando la vida se ponga fácil y seguirá estando allí cuando las piernas pesen y el camino tambalee, cuando tengas todo a cuestas esa mano te estará ayudando a caminar. Con la compañía de Dios, de las personas que ha puesto Él a tu alrededor tal vez la vida no será más fácil, pero no tendrás que cargar con todo solo, no te dejará caer.

EL CAMINO DE UN GRAN SAPO

En el inmenso verde valle se divisa el río Marajena, donde habita la familia Neptuno, descendencia del gran sapo Nes, el ancestro que llego a las aguas de esta planicie medio siglo atrás traía consigo en su gigante buche cantidad de larvas, pequeños renacuajos para los que buscaba un hogar, formar su comunidad, un linaje de los sapos que venían de donde nacía el río, aquel lugar de donde partió.

Ahora son otros tiempos, la comunidad es gigante, los sapos reinan estas aguas, el legado y los principios del gran Nes se mantenían, pocas historias, solo esta se conoce, la de un sapo que emigro del estanque. Un pequeño de nombre Nestú, llamado así en honor a su antecesor, cumplía 16 años junto con treinta hermanos más. Sin embargo este pequeñín no paseaba donde lo hacían los demás, no lo llena solo nadar, él quiere saltar, buscaba escapar con rumbo al lugar donde los grandes sapos nacían. En su rutina matutina suele ir a la orilla más lejana del rio, allí siempre estaría solo, intentar un salto, lo que soñaba de noche y alucinaba de día.
De su conocimiento eran los peligros que asumía en aquel reto, en el intento por lograr su meta, la tarea que debería realizar para su cometido: saltar y tan solo saltar. Pobre sapo, su especie no lo hacía, solo danza en el agua, en la arena se arrastraba y en las piedras siempre encuentra el final de su travesía.

Era terco, es un renacuajo todavía, convencido en que de alguna manera el gran Nes lo pudo, alguna hazaña, algún truco. Ese sueño lo gobierna, al idealizarlo su corazón latía, apuesta en ese anhelo el resto de su vida. Aferrado al sentimiento, un día este pequeño mientras el cielo repasaba, una sombra lo cubrió sin poder ver nada, el sol sobre sus pupilas… Zassss! Un sonido tan fugaz como lo que se tardó un alado en tomar de la patas a este renacuajo, que nunca saltó pero ahora voló. Tres segundos tardó Nestú en entender lo que sucedía, hacia su muerte, sin despedirse de la gallada, sin que nadie supiera lo que le pasaría. Miedo, dolor en sus patas, angustia por sus hermanos, por la familia que ya no vería, bendito el pensamiento este que ahora logra acercarlo al lugar que anhelaba, pero morir eso no lo tenía apuntado para este día.

Diez minutos en el aire, solo arboles observaba en el plano y el rio, que poco se asomaba, pero nuca lo perdía de vista. Aceptando entonces su partida, lloró y un suspiro por el sueño que no alcanzó, su deseo ya no es el objeto del destino, ya era simple alimento para el inoportuno alado. Entonces un inesperado viento, una fuerte sacudida al águila confundida, el depredador su presa perdió en el vacío, el sapo en caída libre sorprendido, la montaña donde adentro nada se observaba, del interior del su espeso bosque muy poco se sabía.

-“¡Perfecto!” Pensaba con sarcasmo el sapo, ahora no será comida, ahora sobre una piedra quedará una piel muy fría. ¡Plas! Era de agua su colchón, clara y limpia como su cara cuando del estanque salía, increíble, este pequeño no imagina lo que le pasaría, cuando un sapo llega al lugar donde el río Marajena nacía, el templo donde los valientes sapos caen un día y cuando todo lo importante aprenden, el héroe de una nueva comunidad al mundo partiría.


Comentario personal: Cuando en tu vida desees algo con fervor y convicción no abandones nunca tu objetivo, no pierdas la fe aunque la situación apreté, es allí donde se encuentra el verdadero reto, donde más firme tu convicción con Dios debe estar, porque solo Él conoce tu corazón y tus anhelos, porque tiene un camino para ti y es perfecto.


Esta foto fue tomada en la ciudad de Leticia (Amazonas colombiano), esta miniatura nunca se inmuto con mi presencia fotográfica.

domingo, 28 de septiembre de 2014

ANTES DE EMPEZAR

Es la vida un escenario en el que a diario se presentan situaciones donde cada persona según la percepción forjada en su cabeza a través de las experiencias y acontecimientos acaecidos razona para expresar por medio del lenguaje con sus infinitos instrumentos de comunicación su reflexión más personal. Las incalculables preguntas en el universo del imaginario de la mente humana, donde todo y nada ocurre, libre de ataduras para recrear paisajes, mundos, planetas y galaxias enteras, una persona nunca antes vista, seres extraterrestres, lenguas, millones de formas, son acontecimientos que muchas veces existen y mueren en la memoria, por qué entonces no contar un poquito con tus palabras y en tu idioma lo que de tu conciencia aflora. Cuando se conecta el alma y la razón saltan chispas de creación con un solo límite: hasta donde cada uno decida contar.

Mi intención con las palabras es expresar eso que aprecia mis sentidos, en las siguientes páginas se encuentra una pequeña introducción a la realidad de un hombre, del yo como individuo intelectual que hace parte de una época, un espacio de tiempo, una ubicación terrenal, rodeado de personas agrupadas en círculos con situaciones en común que entrelazan las unas con las otras, trazando una infinita línea continua donde los que participan de ella redactan y dirigen el rumbo de una realidad llamada vida; al imaginario de mi pensamiento inspirado en acontecimientos personales que son la base de mi razón y sentimiento. Son cuentos cortos, historias y relatos, donde busco de la manera más precisa describir pensamientos concisos que trasporten al lector a esos lugares donde mi imaginación alguna vez llegó.

La decisión de escribir nace exactamente un 28 de septiembre de 2014, día domingo en la ciudad de Cali, en horas de la tarde cuando el sol ya se escondía, entre platicas con un buen amigo sobre Dios, acerca del propósito de nuestras vidas, mientras en silencio recordaba los pensamientos y las historias que un día deje de compartir con la mujer que amo. Contradictorio con lo anterior un poco, deseo que la melancolía pase pronto y encontrar la musa en otra cosa, despertar deprisa de este incesable sueño.

Sin fecha de entrega, sin apuros por terminar retengo cada pensamiento, sentimiento, historia y cuento rebosados de verdad, adornados con fantasía. Tal vez entregue algo de este material en una esperada cita. Y así poco a poco enriquecerlo de los pensamientos que a diario inundan mi cabeza, dejar un legado sencillo, una historia para contar a mi descendencia, poder narrarlas mientras estoy y que las añoren cuando no.

La razón de llamar este borrador “Cuentos, relatos y poesías para ti” es sencilla: sin mencionar una persona particular, porque es para ti Dios, para ti mi amor, para ti mamá, para ti amigo, para ti hijo(a) mío.

Lamento la tardanza, cada escrito contiene fecha y hora con el único fin de quien me conoce se haga una idea del momento físico-sentimental en el que me encontraba, comprender la motivación de mis palabras, dejar una evidencia de la conexión creada entre mente, cuerpo y corazón.

No pretendo una publicación formal de la presente, por ende saltándome protocolos y procedimientos de escritura agradezco a Dios por mi vida, por la de mi familia, por la de mi mujer amada, por la de mis pequeños seres, por la de mis amigos y todas las personas que para bien o para enseñar algo, Él ha colocado en mi camino; por la inspiración en la belleza de una mujer, por el ejemplo de mi madre, por la amistad de mis hermanos, por la compañía de mis amigos, por tu amor Jesús que es infinito.

¿Habrá un día en que la vida no merezca ser pensada de nuevo?

“También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os volveré a ver, y se gozara vuestro corazón, y nadie os quitara vuestro gozo” San Juan 16 – 22