Transcurren
cinco minutos del reloj
Algunas
miradas para aterrizar alrededor
El
café más una pastelería / dos corazones, uno de fantasía
Trozo
de Selva Negra compartido y un par de Mokachinnos.
Dos
de orejas a una boca, una voz teje aquel momento
Tarde
de amigos con besos frustrados y a la partida un hipócrita abrazo
El
nudo de mi garganta abrocha los cordones de sus zapatos en marcha
Ella
pensando en su alcoba, yo padeciendo la lóbrega despedida.
El
lugar ya es nuestro, cada mesa es un próximo encuentro
La
carismática dama de antaño con una sonrisa aviva la entrada,
La
memoria no es suficiente para capturar cada detalle
Del
sitio que desde el primer día fue nuestro
Otro
café con sabor a viejo y yo cavilando los mismos besos
Su
altivo ego me amedrenta entre sonrisas que me tientan
No
es un beso apasionado ¡lo quiero porque la quiero! ¿¡Por qué más diablos!?
El
cigarro fenece y su belleza en el humo desaparece.
Planes
de Himeneo acusados por la culpa
Discusiones
con extraños al exclusivo apego
Son
como palabras esparcidas en el viento
Es
el viento un mal aliado no las lleva al oído de su ego.
El
café con mucha azúcar sigue amargo,
El
cigarro que a la garganta raspa es nepente del desasosiego
Ese
mismo que no daña pero oscurece el alma.
Ella ahora no se encuentra, no se encuentra ni se halla.
Entre
un cigarro y un café puede una vida perecer,
Una
historia ser contada, un cuento ser narrado,
Un
poema ser escrito y ese mismo recitado
Un
deseo ser vencido, un sentimiento revivido.
Entre
un cigarro y un café puede ella aparecer,
Algunos
besos recoger, pocos minutos para perder,
la sapiencia ser razón, el orgullo bajar hasta el talón
Una
mirada sin palabras a un arrinconado y ciego amor.
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