miércoles, 15 de octubre de 2014

ENTRE UN CIGARRILLO Y UN CAFÉ

Transcurren cinco minutos del reloj
Algunas miradas para aterrizar alrededor
El café más una pastelería / dos corazones, uno de fantasía
Trozo de Selva Negra compartido y un par de Mokachinnos.
Dos de orejas a una boca, una voz teje aquel momento
Tarde de amigos con besos frustrados y a la partida un hipócrita abrazo
El nudo de mi garganta abrocha los cordones de sus zapatos en marcha
Ella pensando en su alcoba, yo padeciendo la lóbrega despedida.

El lugar ya es nuestro, cada mesa es un próximo encuentro
La carismática dama de antaño con una sonrisa aviva la entrada, 
La memoria no es suficiente para capturar cada detalle
Del sitio que desde el primer día fue nuestro
Otro café con sabor a viejo y yo cavilando los mismos besos
Su altivo ego me amedrenta entre sonrisas que me tientan
No es un beso apasionado ¡lo quiero porque la quiero! ¿¡Por qué más diablos!?
El cigarro fenece y su belleza en el humo desaparece.

Planes de Himeneo acusados por la culpa
Discusiones con extraños al exclusivo apego
Son como palabras esparcidas en el viento
Es el viento un mal aliado no las lleva al oído de su ego.
El café con mucha azúcar sigue amargo,
El cigarro que a la garganta raspa es nepente del desasosiego
Ese mismo que no daña pero oscurece el alma.
Ella ahora no se encuentra, no se encuentra ni se halla.

Entre un cigarro y un café puede una vida perecer,
Una historia ser contada, un cuento ser narrado,
Un poema ser escrito y ese mismo recitado
Un deseo ser vencido, un sentimiento revivido.
Entre un cigarro y un café puede ella aparecer,
Algunos besos recoger, pocos minutos para perder,
la sapiencia ser razón, el orgullo bajar hasta el talón
Una mirada sin palabras a un arrinconado y ciego amor.



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