jueves, 23 de octubre de 2014

MALVAVISCO

Después de muchos días la melancolía vuelve y acosa
una felicidad efímera este día, la misma que ayer parecía que nunca desvanecería
proyectos llenos de propósitos, metas apiladas para alcanzar un sueño
una vieja pero nueva mano amiga me arrastra en un recorrido de lo que fue mi vida
y en conclusión: por más que alumbre el sol siempre una sombra me cobija.

Y se pensará en una sombra cálida y fresca,
ahora que lo pienso en verdad lo es, ¿o no lo es?
cómo saber lo que te abona y rechazar lo que te resta
cómo inventar una operación de Baldor para desenrollar lo simple
como decir te amo sin herir.

Y es el amor tan grande que en el todo se encuentra inmerso
si amas sufres por un saludo, si amas suspiras con sus suspiros
si no amas todo pasa inadvertido, así que primero no amo y luego llegará el olvido.
Como entonces me vacío y me lleno de malvaviscos
esos esponjosos dulces deliciosos que pasan inadvertidos.

Y es que entre todos los dulces nunca compro malvaviscos
quien ha puesto en palos alargados a los rechonchitos bajo el frío
sobre el fuego que derrite, o el chocolate que los baña
en una taza grande para recogerlos de dentro con cuchara.
Bendita sea no es ella un rechoncho malvavisco para comerla y desaparecerla.

miércoles, 15 de octubre de 2014

ENTRE UN CIGARRILLO Y UN CAFÉ

Transcurren cinco minutos del reloj
Algunas miradas para aterrizar alrededor
El café más una pastelería / dos corazones, uno de fantasía
Trozo de Selva Negra compartido y un par de Mokachinnos.
Dos de orejas a una boca, una voz teje aquel momento
Tarde de amigos con besos frustrados y a la partida un hipócrita abrazo
El nudo de mi garganta abrocha los cordones de sus zapatos en marcha
Ella pensando en su alcoba, yo padeciendo la lóbrega despedida.

El lugar ya es nuestro, cada mesa es un próximo encuentro
La carismática dama de antaño con una sonrisa aviva la entrada, 
La memoria no es suficiente para capturar cada detalle
Del sitio que desde el primer día fue nuestro
Otro café con sabor a viejo y yo cavilando los mismos besos
Su altivo ego me amedrenta entre sonrisas que me tientan
No es un beso apasionado ¡lo quiero porque la quiero! ¿¡Por qué más diablos!?
El cigarro fenece y su belleza en el humo desaparece.

Planes de Himeneo acusados por la culpa
Discusiones con extraños al exclusivo apego
Son como palabras esparcidas en el viento
Es el viento un mal aliado no las lleva al oído de su ego.
El café con mucha azúcar sigue amargo,
El cigarro que a la garganta raspa es nepente del desasosiego
Ese mismo que no daña pero oscurece el alma.
Ella ahora no se encuentra, no se encuentra ni se halla.

Entre un cigarro y un café puede una vida perecer,
Una historia ser contada, un cuento ser narrado,
Un poema ser escrito y ese mismo recitado
Un deseo ser vencido, un sentimiento revivido.
Entre un cigarro y un café puede ella aparecer,
Algunos besos recoger, pocos minutos para perder,
la sapiencia ser razón, el orgullo bajar hasta el talón
Una mirada sin palabras a un arrinconado y ciego amor.



martes, 14 de octubre de 2014

EL CUERVO - EDGAR ALLAN POE

A continuación quiero transcribir este hermoso poema del reconocido poeta y escritor Edgar A. Poe (1809 - 1849) en atención a que considero son diez minutos de lectura que no tienen ninguna perdida, seguramente esos minutos se multiplicaran cuando puedan las ganas de repasar nuevamente la lectura, el sentimiento del melancólico dolor impreso en cada oración del poema por su autor. 


EL CUERVO* - EDGAR ALLAN POE

Érase una noche sombría, cuando cavilaba, febril y fatigado,
Sobre antiguos y curiosos tomos de un saber ya olvidado
Mientras cabeceaba, casi dormitando, súbitamente llegaron tocando,
Como alguien suavemente llamando, llamando a la puerta de mi habitación
"Será algún visitante", musité, "tocando a la puerta de mi habitación
Sólo esto, y nada más"

Ah, lo recuerdo claramente, transcurría el glacial diciembre;
Y cada chispa desfalleciente proyectaba su fantasma sobre el suelo.
Ansiosamente esperaba el amanecer - vanamente intentaba distraer
Con mis libros la pena de mi ser - pena por la ausente Leonor
Por la singular y radiante doncella que los ángeles llaman Leonor
Sin nombre aquí por siempre jamás.

Y el sedoso, triste, incierto crujir de cada purpura cortina
Estremecióme - colmándome de monstruosos terrores nunca antes sentidos;
En aquel momento, para calmar el latir de mi corazón, me detuve repitiendo
"Será algún visitante pidiendo la entrada a la puerta de mi habitación
Algún visitante nocturno, pidiendo entrada a la puerta de mi habitación;
Esto es y nada más".

Al fin mi alma cobró valor y sin mas vacilación, dije:
"Señora o señor, sinceramente imploro me perdone;
Pero estaba dormitando, y tan suave usted llamando,
Y tan débilmente tocando, tocando a la puerta de mi habitación,
Que supuse que soñaba" - aquí abrí la puerta de par en par;
Noche absoluta, y nada más.

Asomado, entonces, a la negra noche, largo estuve cavilando, temblando, titubeando,
Sumido en sueños que ningún mortal ha osado soñar;
Pero el silencio no fue perturbado, y la oscuridad no fue alterada,
Y la única palabra allí pronunciada fue el susurro de su nombre: "¡Leonor!"
Esto dije en un susurro, y del vuelta un eco murmuró: "¡Leonor!"
Apenas esto, y nada más.

Ya en la habitación de nuevo, con toda mi alma en fuego,
Volví a escuchar un toque, algo más potente que el anterior.
"Pareciera, pareciera ser algo en el marco de mi ventana;
Dejadme ver entonces qué se avecina y explorar este temor
Calma un momento tus latidos, corazón, y ponle fin a este temor;
Será el viento, y nada más".

Súbito abrí el batiente; y con altivo revoloteo
Ingresó un erguido Cuervo de sacro tiempo inmemorial.
No mostró el menor respeto; no titubeó un momento;
Con ademan de noble ancestro, sobre la puerta se posó
Se posó en el busto de Palas, encima de la puerta de mi habitación
Inmóvil se quedó, y nada más.

Entonces aquel pájaro de ébano sedujo a sonreír a mi tristeza
Con el grave y severo decoro del semblante que vestía,
"Por tu cresta trunca y pelada puedo ver que no temes a nada,
Fantasmal y torvo Cuervo antiguo, vagabundo de la orilla de la Noche
¡Dime qué ilustre nombre llevas en la orilla de la Noche de Plutón!"
Contestó el Cuervo, "Nunca más".

Perplejo dejóme el pajarraco de mala muerte al oír de su pico palabras tan corrientes,
Si bien poco sentido - poca relevancia tenía su contestación;
Pues a bien hemos de conceder que bajo la luna ningún ser
Ha visto jamás aparecer ave tal sobre la puerta de su habitación
Ave o bestia sobre el busto esculpido justo encima de la puerta de su habitación,
Con un nombre como "Nunca más".

Pero allí posado, el solitario Cuervo sobre el plácido busto, dijo sólo
Esas palabras, como si en ellas su alma entera derramara.
Nada más musitó entonces - ni una pluma levantó
Cuando dije en baja voz: "Otros amigos han volado antes
Mañana él me dejará, como antes ha volado mi Esperanza".
Dijo el Cuervo, "Nunca más".

Meditando sobre la quietud alterada por respuesta tan apropiada,
"Sin duda", dije, "este estribillo es lo único que sabe recitar.
Aprendido de algún amo de adversa suerte a quien la sombra del Desastre
Siguió por lares y penates, y cuando la Esperanza fue a invocar
Acudió severo el cruel Destino, en lugar de la dulce Esperanza que había osado invocar
Esa triste respuesta, 'Nunca más'"

Forzada aún mi alma triste por el Cuervo a sonreír,
Deslicé un sillón con ruedas frente a puerta, busto y ave;
Dejándome caer entonces sobre el terciopelo suave, me dispuse a encadenar
Fantasía tras fantasía, por saber qué pretendía esta negra ave de antaño
Esta torva, tosca, inmunda, enjuta y siniestra ave de antaño
Al graznar, "Nunca más".

En estas conjeturas me ocupaba, mas ni una sílaba expresaba
Al pajarraco de ojos ígneos que ya prendían fuego a mi corazón;
En estos y otros temas cavilaba, con la cabeza suavemente apoyada
Sobre la orla aterciopelada que la lámpara desdeña con su luz,
Pero en esta púrpura orla aterciopelada que la lámpara desdeña con su luz,
Ya ella no hundirá su rostro, ay, ¡nunca más!

Luego parecióme que el aire tornóse denso, perfumado por invisible incienso
Balanceado por ángeles cuyo leve caer de pasos tintineaba sobre el abullonado suelo.
"Mísero", exclamé, "tu Dios te ha otorgado - por estos ángeles él te ha enviado
Alivio - alivio y nepente de tus memorias de Leonor;
¡Bebe, miserable, de este buen nepente y olvida a tu ausente Leonor!"
Dijo el Cuervo, "Nunca más".

"¡Profeta", dije, "ser del infierno! - ¡profeta aun si eres ave o demonio!
Mensajero del Tentador, o náufrago de la tempestad sobre esta orilla,
Desolado y aún impávido, en esta estéril tierra encantada
En este hogar por el horror embrujado - te suplico, dime la verdad
Existe - ¿existe bálsamo en Galaad? - ¡dime, dime la verdad!"
Dijo el Cuervo, "Nunca más"

"¡Profeta", dije, "ser del infierno! - ¡profeta aun si eres ave o demonio!
Por el Cielo que se inclina sobre nosotros - por ese Dios que adoramos los dos
Dile a mi alma de pena cargada si en el Edén lejano
Asirá entre sus manos a la Santa Doncella que los ángeles llaman Leonor
Si asirá entre sus brazos a la singular y radiante doncella que los ángeles llaman Leonor"
Dijo el Cuervo, "Nunca más".

"¡Sea esa palabra nuestro signo de partida, ave o demonio!", chillé enfurecido
"¡Regresa a la tempestad y a la orilla de la noche de Plutón!
¡No dejes pluma ni vestigio del engaño proferido!
¡Deja el busto sobre mi puerta! - ¡Deja intacta mi soledad!
¡Larga tu figura de mi puerta y saca tu pico de mi corazón!"
Dijo el Cuervo, "Nunca más".

Pero el Cuervo imperturbado, sigue sentado, sigue sentado
Sobre el lívido busto de Palas en la puerta de mi habitación;
Y sus ojos son los ojos de un demonio que está soñando,
Y la luz de lámpara sobre él manando derrama su sombra sobre el sueño;
Y mi alma de esa sombra que se esparce sobre el suelo
No será librada - ¡nunca más!


Febrero, 1845


Traducción de Juliana Borrero y Giselle Mazuera en el libro Narraciones extraordinarias - Edgar Allan Poe

*Título original: The Raven.



Comentario personal: En este memorable poema Poe deja ver su faceta mas desgarradora fiel reflejo de la ausencia de su tuberculosa amada, el vacío en su litera, el olvido de Dios a su destrozada alma en una nube de opio e imaginación, un pajarraco que vocifera la verdad que él sabe en su interior y que exterioriza en el ave para su azote: ¡nunca más! la volverá a ver, la podrá tener, la podrá olvidar. Porque una dama puede ser muza de la mas elevada pasión y verdugo de cualquier bonito recuerdo; el desconcierto al perder un amor nubla la sabiduría a la hora elegir y actuar: esto entiendo se refiere Poe en la expresión: "se posó en el busto de Palas". Espero lo disfrutes lector tanto como yo lo he hecho. Dejo tres vínculos en la transcripción sobre referencias literarias, bíblicas y de la mitología utilizadas por Edgar en su poema para una mayor compresión, eso sí, cada uno puede hacer de este poema suyo conforme a la percepción que se tenga del amor y su antónimo, según la luz o la oscuridad en el interior profundo de la individual imaginación.

Alguna vez escuche decir: "A Poe lo amas o lo odias", menuda invitación con este escrito a la primera ¿No?


K- PAX - GENE BREWER - RECOMENDACIÓN DE LECTURA

En esta ocasión quiero redactar lo que ocurre en mi interior y su exteriorización en el mundo de los objetos cuando termino de leer por primera vez un libro. Vale como recomendación, no pretendo echar un resumen y tirarme lo maravilloso que trae la comprensión de lectura en una concepción personal. Empecemos esta ramificación de lo que tengo por contar por ese personaje extraterrestre que no he dejado de querer llamado prot, así sin la primera letra en mayúscula:

“K-Pax” de Gene Brewer

“Mi querido Gene” así llama el protagonista de esta corta novela a su médico tratante y relator de la historia. Prot es un tipo fuera de este mundo, una palabra que se me ocurre para describirlo todo es simplemente ¡genial! Su robusto conocimiento y la humildad en sus palabras te llevan a reflexionar sobre cuestiones del día a día, a repensar la historia de la humanidad, a evaluar lo que estás haciendo con tu vida, a restar importancia a los problemas que te agobian, a ver lo hermoso de en los detalles más comunes de tu alrededor. Este tipo no suelta una sola frase al olvido, sus pensamientos se arraigan en la cabeza de todos los que lo rodean, incluso del lector. No tiene un solo segundo de pérdida la lectura de este corto libro, lo nombro de primero porque con él retome un aspecto empolvado de mi conocimiento: la lectura. Gracias prot, un saludo allá donde quiera que estés.